No haber hecho el tonto lo suficiente. Lo mejor en la vida es divertirse y pasar buenos momentos y ratos agradables con los tuyos. Hay que reír más, que es la mejor medicina y tomarse la vida con una sonrisa de oreja a oreja cada día. Reír y hacer reír.
No haber hecho ejercicio. Salud mental y física con cualquier ejercicio de todo tipo. Cuando todos seamos viejos lo mejor es tener bien los huesos y cuantas menos enfermedades mejor. El mejor antídoto: el deporte.
No haber viajado por el mundo. Cada vez hay más facilidades y precios económicos para hacer una escapada dentro de tu país o por el mundo entero. Ayuda a disfrutar del momento, a pensar y a conocer nuevas cosas.
Haber tenido miedo del dentista. A nadie le gusta ir pero es necesaria una buena salud bucal como complemento a la salud física. Y no sólo ir al dentista, también cepillarte los dientes cada día y en cada comida.
Haber trabajado demasiado. Trabajar no le gusta a nadie así que es mejor no concentrar todas tus fuerzas y tu vida en el trabajo, pues es sólo una parte de tu vida que hay que llevar con suavidad y cautela. Hay tiempo para todo.
No haber aprendido otro idioma. Aprender y aprender, que hay mucho tiempo y nunca es tarde. Te arrepentirás si no sabes otro idioma que no sea el nativo pues enriquece a la persona culturalmente.
No haber roto con esa pareja que te hacía la vida imposible. Las relaciones en pareja son para disfrutar, no para discutir o sentir celos. Si no alejas a esa persona que no te hace feliz de tu vida no podrás avanzar y estarás arrepentido toda la vida.
No haber escuchado a tus abuelos y familiares. La fuente de sabiduría por excelencia es la familia, donde los abuelos tienen un papel destacado. Cuando seamos nosotros abuelos también tendremos qué enseñar y lo mejor es escucharles.
Haber tenido miedo. No hay que temer a los cambios, sólo hay que perseguir lo que uno quiere y no dejarse guiar por los miedos e inquietudes que te plantea la vida. Si te caes, te volverás a levantar.
No haber sabido que eras el/la más guapo/guapa del mundo. Uno mismo tiene que quererse para que le quieran los demás, tal y como seas. Recuerda que nadie es perfecto y siéntete bien contigo mismo cada día de tu vida.