27 nov 2013

Tu otra mitad.

Según cuenta el mito, estos seres perfectos (elf) intentaron invadir el Monte Olimpo, lugar donde viven los dioses, y Zeus, al percatarse de esto, les lanzó un rayo, quedando éstos divididos.
Desde entonces, se dice que el hombre y la mujer andan por la vida buscando su otra mitad. Este mito daría explicación a la homosexualidad y heterosexualidad en la antigüedad ya que según el cuento también habría andróginos compuestos por lo que serían dos hombres y andróginos integrados por dos mujeres.

Muchas veces habrás escuchado una teoría que interpreta el amor como una fuerza que empuja a una persona a buscar su complemento psicológico en la relación de pareja con otra persona (su "media naranja" ). Para apoyar tal teoría se suele aludir al mito del andrógino que el filósofo ateniense Platón explica en su obra El Banquete: Te habrán contado, pues, probablemente, muchas veces, que Platón nos relata cómo en otro tiempo existía una clase particular de ser humano que se llamaba andrógino; este ser reunía en sí a los dos sexos: el sexo femenino y el sexo masculino.
Los seres humanos tenían formas redondeadas: la espalda y los costados colocados en círculo. Contaban con cuatro brazos, cuatro piernas, dos rostros y una sola cabeza. Tales cuerpos resultaban muy vigorosos y concibieron la idea de combatir a los dioses.
Zeus, entonces, planeó un medio para debilitar a los seres humanos: dividirlos en dos. Desde entonces los humanos tuvieron que caminar sólo con dos piernas. Hecha esta división, cada mitad hace esfuerzos para encontrar a su otra mitad.
Cada uno de nosotros, diría Platón, "no es más que una mitad de ser humano, que ha sido separada de su todo como se divide una hoja en dos." En el desarrollo de la cultura occidental posterior a la cultura griega se ha utilizado el mito del andrógino descrito por Platón para justificar la necesidad de complementación psicológica que los varones y las mujeres tienen entre sí.

Para establecer una relación de pareja, se llegó a afirmar alguna vez, que un varón necesita a una mujer; y una mujer necesita a un varón. Implícita, o explícitamente, se eliminan otras relaciones de pareja: si un varón, por ejemplo, no busca una complementación en una relación con una mujer, se afirmaba en el pasado, le faltaría algo. Y aquí se vuelve a apelar a la necesidad mutua que los varones y las mujeres tienen entre sí señalada por el mito del filósofo ateniense.

El mito del andrógino completo Lo paradójico es que en el mito del andrógino descrito por Platón la clase de andrógino compuesto por un cuerpo de hombre y un cuerpo de mujer sólo es una de las tres clases que enumera Platón. El filósofo de Atenas habla además de un andrógino compuesto - antes de la separación -por dos cuerpos de hombre.
También nos habla de un andrógino compuesto - antes de la separación- por dos cuerpos de mujer. Así, siguiendo el mito completo, después de la separación que como castigo aplicó Zeus, unos varones buscan a su mitad, que son mujeres. Unas mujeres buscan a su mitad, que son varones.
Unos hombres buscan a su mitad, que son también hombres. Y otras mujeres buscan a su mitad, que son también mujeres.

Dice Platón: «A las mujeres, que provienen de la separación de las mujeres primitivas, no llaman la atención los hombres y se inclinan más a las mujeres; a esta especie pertenecen las tribades. Del mismo modo, los hombres que provienen de la separación de los hombres primitivos, buscan el sexo masculino...Si se casan y tienen familia, no es porque la naturaleza los incline a ello, sino porque la ley los obliga» (PLATÓN, Simposio (Banquete) o de la Erótica, ed. F. Larroyo, México, 1979, p. 364).

En conclusión: el mito del andrógino que Platón desarrolla supone una explicación, vital y emocional, de las relaciones de pareja tanto heterosexuales, como homosexuales.

27 oct 2013

ENTRE A-MAR Y A-MARTE... NO!

Es difícil confiar en el amor. No podemos entenderlo, no cabe en nuestra cabeza, no podemos deducirlo y saber que es lo siguiente que hará. 

Sí, el amor es peligroso porque nos hace ser y hacer algo que no haríamos fuera de nuestra rutina. El amor nos transforma y nos hace poderosos, este mismo poder es el que tememos; esta alegría, esta paz tan extraña nos hace temer como se teme a lo desconocido a lo nuevo. 

El amor nos da miedo por que no puedes razonar con él. No puedes sentarte a estudiar lo de un libro y dar un examen confiado en que te lo sabes todo, no. No puedes tratar de aprehenderlo con tus manos y guardarlo para los tiempos más escasos, no. No puedes razonar con el corazón, ni con tu razón y ponerlos de acuerdo; para la razón el amor siempre será un error y para el corazón siempre estará mal pensar demasiado. Esta discordia da miedo, un terrible miedo en nosotros. 

Es bien extraño el amor y todavía más para el ser humano que tanto depende él. Casi como el agua y el alimento, es el sustento del alma. Sí el amor terriblemente extraño y abominable, como un gran y peludo oso que parece inofensivo, pero en más de una zarpada te haría añicos. 

No debemos temer al amor. No tenemos que tratar de entenderlo, porque no puede entenderse. Tenemos que ser instintivos, sentir bien dentro de nosotros esas respuestas que nacen de él y que no van acompañadas de grandes procesos mentales, si no de simples "Quiero a este ser, quiero que sea feliz y no sé por qué. Pero me gustaría compartir un poco de eso, nada más".

No hay tiempos para amar, no hay lugares en los que amar, no hay una perfecta circunstancia para un perfecto sentimiento. Ama, aunque tengas miedo de lo que resulte, pues nunca será tan terrible como tu mismo quisieras hacerte creer. Ama y siente que está bien, por que la verdad, esta bien.

Lo malo no es amar, sino depender. Lo malo no es querer, sino querer que nos quieran porque no somos capaces de hacerlo por nosotros mismos. 

EL TREN DE LA VIDA.

Un día leí en un libro que comparaba la vida con un viaje en tren. Una comparación extremadamente interesante cuando es bien interpretada.

Interesante porque nuestra vida es como un viaje en tren, llena de embarques y desembarques, de pequeños accidentes en el camino, de sorpresas agradables, con algunas subidas y bajadas tristes.


Cuando nacemos y subimos al tren, encontraremos dos personas queridas que nos harán conocer el viaje hasta el fin, nuestros padres. Lamentablemente ellos en alguna estación se bajaran para no volver a subir más. Quedaremos huérfanos de su cariño, protección y afecto. 


Pero a pesar de esto, nuestro viaje debe continuar, conoceremos otras interesantes personas, durante la larga travesía, subirán nuestros hermanos, amigos y amores. Muchos de ellos solo realizaran un corto paseo, otros estarán siempre a nuestro lado compartiendo alegrías y tristezas.


En el tren también viajaran personas que andarán de vagón en vagón para ayudar a quien lo necesite. Muchos se bajaran y dejaran recuerdos imborrables. Otros en cambio viajaran ocupando asientos, sin que nadie perciba que están ahí sentados. 


Es curioso ver como algunos pasajeros a los que queremos prefieren sentarse alejados de nosotros, en otros vagones. Eso nos obliga a realizar un viaje separados de ellos. Lo difícil es aceptar que a pesar de estar cerca...NO podremos sentarnos juntos, pues muchas veces otras son las personas que los acompañan.


Este viaje es así, lleno de atropellos, fantasías, llegadas y partidas. Sabemos que este tren solo realiza un viaje, el de ida. Tratemos, entonces de viajar lo mejor posible, intentando tener una buena relación con todos los pasajeros, procurando lo mejor de cada uno de ellos, recordando siempre que en algún momento del viaje alguien puede perder sus fuerzas y deberemos entender eso. 

A nosotros también nos ocurrirá lo mismo, seguramente alguien nos entenderá y ayudará.  

El gran misterio de este viaje es que no sabemos en cual estación nos tocara descender. Pienso: ¿cuando tenga que bajarme del tren sentiré añoranzas? Mi respuesta es SI, dejar a mis hijos viajando solos sera muy triste. Separarme de los amores de mi vida sera doloroso. 


Pero tengo la esperanza de que en algún momento nos volveremos a encontrar en la estación principal y tendré la emoción de verlos llegar con mucha experiencia de la que tenían al iniciar el viaje. Seré feliz al pensar que en algo pude colaborar para que ellos hayan crecido como buenas personas. 


Ahora, en este momento, el tren disminuye su velocidad para que suban y bajen personas. Mi emoción aumenta a medida que el tren va parando... ¿Quién subirá? ¿Quién será?. 


Me gustaría que pensarás que desembarcar del tren, no es solo una representación de la muerte o el termino de una historia que dos personas construyeron y que por motivos íntimos dejaron desmoronar. 


Estoy feliz de ver como ciertas personas, como nosotros, tiene la capacidad de reconstruir para volver a empezar, eso es señal de lucha y garra, y saber vivir es poner obtener lo mejor de todos los pasajeros.

Agradezco a Dios porque estemos realizando este viaje juntos y a pesar de que nuestros asientos están separados, con seguridad del vagón es el mismo. 

Tu amiga. 



CON LA NECESIDAD DE SENTIRTE!

A veces es fácil sentir que eres el único del mundo que no está luchando, que está frustrado o insatisfecho o quedándose atrás. Pero ese sentimiento es mentira. Y si aguantas, si encuentras el coraje para enfrentarte a todo. Otro día más, algo o alguien te encontrará y hará que las cosas mejoren. Por que todos necesitamos un poco de ayuda. A veces, de alguien que nos ayude a escuchar la música del mundo. Para recordarnos que no siempre será así, que alguien esta ahí afuera y que ese alguien te encontrará!